Se trata del Atlantis, que iba a llevar su espectáculo a distintos barrios. "Es discriminatorio", lamentó su coordinador.
El intendente Carlos Arroyo vetó la ordenanza que permitía el desembarco del Circo Atlantis en Mar del Plata y el coordinador del espectáculo, Julio Migoya Barceló, sostuvo que fue una medida “totalmente autoritaria, casi dictatorial”.
El jefe comunal marcó su postura a través del decreto 1570, refrendado por el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente. Entre los argumentos señala que, según la Subsecretaría de Inspección General, el circo “no acompañó la documentación necesaria que acreditara en legal forma la autorización para el uso de los múltiples predios requeridos”.
Indicó que “la generalidad, ambigüedad y vaguedad de las localizaciones propuestas invalidan la instancia de evaluación en aspectos relativos al impacto urbano que la puesta en marcha de la actividad supone, los posibles grados de molestia que ocasionaría y, sobre todo, las medidas de seguridad a adoptar en cada caso particular, no solo en el ámbito de la carpa propiamente dicha, sino también en los espacios adyacentes (ciurculación vehicular, peatonal, recolección de residuos, iluminación)”.
“Las argumentaciones del intendente son desopilantes. Nos trata de trashumantes. Nos dice que para la trashumancia no hay legislación y que por eso no nos puede autorizar”, dijo Migoya Barceló a LA CAPITAL en alusión a otro de los argumentos del decreto.
“Nosotros lo refutamos: trashumantes eran los pastores de la antigüedad. Ellos sí iban de un lugar a otro y se servían de lo que la tierra les daba. Nosotros no somos trashumantes: somo itinerantes. No transportamos ganado, sino artistas, y vivimos de nuestro trabajo”, diferenció el coordinador del circo, y apuntó: “Nuestra política es ver niños y familias felices, vender diversión y alegría”.
También sostuvo que la determinación es “discriminatoria” y conforma “un ataque a la cultura”. El permiso había sido otorgado mediante una ordenanza del Concejo Deliberante aprobada por unanimidad, con la abstención del bloque de la Agrupación Atlántica.
“Íbamos a estar todas las vacaciones de invierno en la estación de ferrocarril, pero también íbamos a ir a los barrios”, comentó el coordinador. “Había un programa espectacular para Mar del Plata. Estuvimos con Unicef (el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) porque teníamos organizado hacer una campaña de vacunación. A cada nene que se vacunara le íbamos a regalar una entrada”, describió.
La autorización permitía la instalación y funcionamiento del espectáculo “Aqua Circus”, consistente en un show de aguas danzantes –sin participación de animales– en Batán y los barrios Belisario Roldán, Cerrito, San Salvador, 2 de abril, Estación Camet, Las Heras, Juramento, Libertad, Malvinas Argentinas, Sierra de los Padres y La Peregrina y Regional, desde la fecha de promulgación hasta el 30 de noviembre de 2019, de 15 a 23.
Migoya Barceló contó que se preveía “una campaña por los chicos internados del Hospital Interzonal”, pero “todo se vino abajo porque a este señor se le ocurrió que somos trashumantes”.
Destacó que en el circo trabajan 40 familias: “Son unas 150 personas más la gente que contratamos en los lugares a los que vamos: desde los que arman y desarman las carpas hasta los que están en las boleterías. Quiere decir que generamos trabajo”.
Las actividades habían sido coordinadas con las sociedades de fomento. A cada una el circo les iba a entregar 200 entradas gratis para chicos carenciados. “Y los centros de adultos y los discapacitados no iban a pagar”, acotó.
Destacó además que en otras ciudades del país el trámite de autorización les demoró “como máximo una semana”, mientras que en Mar del Plata les llevó “tres meses” y les impidieron entrar. “Jamás hemos tenido un problema ni una observación porque tenemos toda nuestra documentación en regla”, aseguró Migoya Barceló.